domingo, 9 de diciembre de 2018

No todos son iguales pero hay matrices culturales...

Es claro que las diferencias que nos hacen ser cada uno cuestiona el "Todos son iguales", la generalidad no cabe cuando lo impredecible humano cuesta descifrar o predecir las cosas que pueden pasar en las interacciones humanas aun mas en el ámbito de las pasiones que frecuentemente se circunscriben en el espectro de las polaridades de amores y de odios.
Recuerdo de mi infancia como alrededor de mi madre leían mis hermanos un viejo libro que mi padre le regalo a mi madre, una novela de amor titulada "Gustavo y Rosalba", basta con decir  que de tanto amor ante una separación, la protagonista muere y cuando el regresa ya es tarde; hago mención de esto, pues  mis maneras de concebir los afectos, sus encuentros y desencuentros también van en contravía, recuerdo la connotación simbólica de un cuadro de "la sagrada familia"  puesto en la sala de mi casa, cuadro de inmenso valor para mi madre, por ser un regalo de su padre cuando se caso, esta representación simbólica de influencia cristiana me traería junto con otras representaciones como la música, las novelas de televisión, el cine y el tipo de educación la configuración de ideales afectivos bastantes matices de romanticismos y dramas que en consonancia con mi manera de asumirlos han hecho de mi trayectoria afectiva una manera de relacionarme en el amor, para iniciar lo discordante de ser homosexual en medio de esquemas culturales moralistas de influencia cristiana, los cuales pondrían una impronta significativa a una matriz de interacciones afectivas poco livianas y bastante dramáticas en aquellas angustias internas que implican la búsqueda del nirvana en el amor.
Tenia 14 años y 8 meses cuando me encuentro con las letras de mi primera novela de amor, con una carga significativa de crecer en una familia con fuertes arraigos  en el amoralismo censurador  y casi inquisidor de herencia católica;  en un paseo de amigos  mientras la noche transcurría, sentí las manos de un compañero deslizarse por mi rostro y mi corazón latía con la fuerza que mi transitar adolescente podía emocionarme, entonces de una caricia mano con mano y cara a cara, empieza una fuerte emoción que sería el impulso vital para desmoronar en mi familia aquellos ideales de un mundo heteroafectivo, bastante reglado y determinado, entre tanto se da mi primer acercamiento afectivo con otro hombre, con una carga emocional bastante ensoñadora y romántica, todo esto paralelo a resolver mis interacciones con pares, lo cual significaría el segundo tribunal inquisidor en un colegio católico, por ende estragante con respecto a lo diverso, mientras esto ocurre la trigonometría, la química y la contabilidad, eran  el marco de lo que prioritariamente tendría que aprender, sin embargo  al lado algún libro de filosofía me haría comprender otro matiz en el espectro de mi individualidad , en medio de una matriz heteroafectiva moralista y juzgadora, encarnada en representantes significativos en los ámbitos familiar y social, como la escuela.
 En medio del panorama heteroafectivoa escala de novelas románticas y la sagrada familia ( mito ideológico que pretendería deconstriur al romper con el cristianismo, pero que para ese entonces ya había dejado su impronta de ideal afectivo), entonces mientras la novela de amor daba inicio el drama le daba a la historia la quijotada de pensar que en el amor hallaría la completud y por el amor podría desafiar el mundo, en contravia del pecado y lo amenazante de ser marica en la matriz de la narcocultura de moralismos católicos, con  el machismo por bandera y la exclusión  atacante que aunque me puso al borde del suicidio,  algo encontré para sostenerme, quizá resolver eso de amar y ser amado, también aquello de ser reconocido aun en mi homosexualidad, pagando el precio algunas veces barato y en otras muy caro de reconocerme en mi sexualidad.

4 comentarios:

  1. La idea de crecer en un ambiente hostil es algo que mucha gentle tiene que sufrir. La idea es encontrar esa salida, ese momento en que no se necesita o desea ser validado por la cultura dominante. Es cuando se vive mejor y plenamente.
    Xoxo

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  2. Y eso, la lucha, el esfuerzo, enfrentarse a los miedos, a las críticas, al medio hostil, con inteligencia (de la que eres muy bien poseedor), con agallas... es lo que nos hace más fuertes, valientes y empoderados.
    ¡Viva tu lucha! ¡Eres un triunfador que no se rinde!
    Siente mi abrazo

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    2. Mi querido Merlín, como no creer si tú has concurrido, entre amores y desamores, has deconstruido, resignificado y frecuentado con valor por la vida, un tanto trascendiendo el confort materno y la seguridad aparente de lo que creímos nuestro.
      Te vi partir de tú ciudad para volar ante paisajes y transeúntes con olor a mediterráneo; recuerdo como sonreías para tener el aliento de seguir y hacerte sujeto en libertad del mundo, dejaste tus secretos mágicos y desprovisto del rey Arturo, te vi armado caballero, con un sancho en tú diestra interior, una dulcinea perdida y los molinos de viento aguardaban por tu cordura; así que tal valentía no la tengo y tal triunfador anda en falta, una falta que no cree en la completud y más bien te reconoce triunfante a ti, entre la Magia del Rey Arturo, entre el quijote y el Sancho; sin dulcinea pero con un príncipe de ojos azules, un zarquito de esos que hacen la vida liviana y te acompañan para sonreír y verte vital.
      círculos de afecto con espadas Arturianas, y para ti mis afectos

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